La megafusión entre Bunge y Viterra, dos pesos pesados del agronegocio mundial, acaba de recibir el OK clave de las autoridades antimonopolio de China. Esta “luz verde” del gigante asiático, un jugador fundamental en la demanda de commodities, abre el juego para una de las operaciones más grandes de la historia reciente del sector, y acá, en Puerto Quequén, ya se empiezan a sentir los primeros temblores.
La movida, tasada en unos 34 mil millones de dólares, va a dar a luz a un verdadero coloso global en la compraventa y procesamiento de granos, semillas y sus derivados. Bunge, fuerte en soja y maíz, se une a Viterra, con una red global enorme y mucha cancha en el manejo de granos.
China Dio el Visto Bueno, ¿Y Ahora Qué?
La venia de China era la figurita difícil. Había mucho miedo a que esta fusión generara una concentración bestial en el mercado y que eso terminara “dibujando” los precios. Por eso, la Administración Estatal de Regulación del Mercado (SAMR) de China le puso la lupa a la operación. Después de meses de análisis y de que las empresas pusieran algo de su parte, finalmente se dio el “sí”, confirmando la chapa de la nueva empresa.
Quequén, ¿Rumbo al Monopolio?
Acá, en el pago chico de Quequén, la noticia de la fusión cae como un baldazo y promete cambiar la cancha por completo. La competencia por las mercaderías y los servicios que se prestan en las terminales portuarias podría quedar en jaque.
Para que te des una idea, en 2024, Bunge y Viterra movieron juntas el 35% de toda la carga operada en Puerto Quequén, desde granos hasta aceites. Pero el impacto va más allá. Viterra mete en la bolsa de esta fusión todas las fábricas de aceite y molienda de oleaginosas que tiene en Quequén (las ex Cargill y ex Oleaginosa Moreno).
En lo que respecta a los servicios portuarios, el nuevo gigante que nace de Bunge y Viterra se va a quedar con el 60% del paquete accionario de Terminal Quequén S.A., la concesionaria de la terminal más importante del puerto, que justo ahora está en pleno proceso de renovación.
Y no termina ahí: la nueva empresa va a estirar sus tentáculos a otras terminales donde ya tienen participación a través de sus controladas y también al negocio de la importación de fertilizantes. O sea, se va a convertir en el actor excluyente del puerto local, un virtual monopolio que es el reflejo de su posición dominante en Argentina, donde pasará a concentrar el 45% de las exportaciones agrícolas.
Esta posición de poder no solo se va a ver en los muelles. También se va a sentir en el directorio del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, donde el nuevo grupo va a tener cinco de los nueve escaños