El peronismo entra en tiempo de definiciones: tensión en el armado de listas y pulseadas internas

A exactamente un mes del cierre de listas para las elecciones provinciales del 7 de septiembre, el peronismo atraviesa una etapa de fuerte incertidumbre. Con una dirigencia fragmentada, los sectores que integran Unión por la Patria —el kirchnerismo, el espacio kicillofista y el Frente Renovador— se preparan para un proceso de negociaciones cargado de tensiones, recelos y ambiciones cruzadas.

Si bien la masiva movilización en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner mostró poder de convocatoria, su proscripción dejó vacante un liderazgo que ningún sector logra llenar del todo. El desafío: acordar candidaturas sin profundizar las divisiones.

Kicillof: autonomía, firmeza y construcción

El gobernador bonaerense Axel Kicillof aparece como el dirigente con más poder institucional y territorial, y mantiene su hoja de ruta: preservar la fecha electoral del 7 de septiembre y trabajar por listas conjuntas. En una cumbre del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), Kicillof fue claro: “Estoy firme. Espero reciprocidad para construir consensos”, dijo ante intendentes del interior que le pidieron definiciones. Su tono es moderado, pero firme.

El MDF marcó también una presencia diferenciada durante la movilización en Plaza de Mayo. Su columna, con estética sobria y sin referencias al cristinismo, fue leída como un gesto de construcción autónoma, a tono con el discurso del propio Kicillof: “Esta vez no se trata de volver mejores. Se trata de mejorar para volver”.

Massa: entre la unidad declamada y el desconcierto interno

Mientras tanto, el Frente Renovador busca sostener protagonismo en una interna que lo encuentra debilitado. Aunque Sergio Massa tuvo su aparición durante la marcha —con un “unidad” escueto y sin definiciones concretas—, su figura no logra repuntar en las encuestas ni en la discusión interna.

La contradicción es notoria: mientras desde el massismo se llama a “unificar al peronismo con identidad clara”, lo cierto es que el exministro aún no logra reposicionarse tras la derrota de 2023, y su caudal político aparece hoy más diluido que consolidado.

De hecho, sus nombres fuertes (Malena Galmarini, Sebastián Galmarini, Alexis Guerrera y Rubén Eslaiman) fueron designados para integrar la comisión de armado de listas, aunque la estructura política detrás de ellos muestra señales de desgaste. Massa insiste en que el espacio debe estar “donde hay que estar”, pero la falta de una propuesta concreta y unificada pone en duda su gravitación real.

Un clima de sospecha y desconfianza

La posibilidad de una candidatura de Máximo Kirchner en la Tercera Sección genera tensiones dentro y fuera del kirchnerismo. El propio diputado dejó la puerta abierta, pero su referencia a los “egos y vanidades” fue leída por muchos como un tiro por elevación a los sectores que hoy intentan construir alternativas por fuera de su órbita.

Desde el MDF, dirigentes deslizaron que “van a venir con imposiciones” y expresaron su malestar ante los rumores. Otras voces, sin embargo, minimizaron el alcance de la maniobra y la calificaron como un “globo de ensayo” que no necesariamente se convertirá en una postulación real.

La negociación que se viene

Las próximas semanas serán clave. Cada espacio trabaja en silencio para designar sus representantes en la mesa de negociación. Massa ya nombró a los suyos, Kicillof aún no, y nadie sabe con certeza si habrá listas conjuntas, internas o ruptura. Del lado del kirchnerismo, todavía no se conocen los nombres que estarán en esa mesa, lo que incrementa la incertidumbre.

Mientras tanto, la presión crece, las expectativas se multiplican y la desconfianza se impone al optimismo. El escenario electoral es incierto y competitivo, con La Libertad Avanza mirando de reojo cada movimiento interno del peronismo. La gran pregunta sigue sin respuesta: ¿habrá una casa común o cada cual irá por su propio camino?

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