El Paro de Colectivos Continúa en Necochea y Quequén

El conflicto del transporte público en Necochea y Quequén sigue sin resolverse, afectando a la rutina diaria de miles de vecinos que dependen de este servicio. La falta de un acuerdo formal entre los representantes de las empresas concesionarias y la Unión Tranviarios Automotor (UTA) mantiene la retención de tareas. Esta medida de fuerza ha paralizado por completo la circulación de los micros desde la medianoche del martes 12 de agosto, dejando a la población sin una de las principales vías de movilidad.

El paro se inició después de que una reunión crucial en la delegación local del Ministerio de Trabajo fracasara sin avances significativos. Los choferes han intensificado su reclamo, centrado en dos puntos principales. El primero es la falta de pago de un 40% de los salarios correspondientes al mes de julio, una deuda que ya se extiende por varios días. El segundo punto es la falta de pago de una cuota salarial que había sido previamente pactada y que debía haberse abonado el pasado 17 de julio. La persistencia de estas deudas ha llevado a los trabajadores a sostener la medida de fuerza.

Según Gastón Urrutia, representante de la UTA disidente, el conflicto se origina en el incumplimiento de dos compromisos de pago. Por un lado, las empresas mantienen una deuda del 40% de los salarios correspondientes a julio. Por otro, no se ha abonado una cuota pactada de aproximadamente 200.000 pesos que debía haberse pagado el 17 de julio.

Urrutia explicó que, si bien los trabajadores han demostrado una gran predisposición y paciencia en el pasado, la situación se ha vuelto insostenible. “Lamentablemente, todos los meses existe esta problemática”, señaló, y agregó que la retención de tareas se decidió en una asamblea de trabajadores tras una semana de incumplimiento del pago salarial.

Hasta que las empresas no cumplan con el pago total de los montos reclamados por los trabajadores, la interrupción del servicio continuará. Esta situación no solo genera un problema de movilidad, sino que también tiene un impacto negativo en la economía local y en la vida de los pasajeros, muchos de los cuales se ven obligados a buscar alternativas costosas o a no poder movilizarse a sus lugares de trabajo o estudio. La falta de solución al conflicto, por el momento, deja un panorama incierto para la normalización del transporte público en ambas localidades.

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