En noviembre de 2005, la ciudad de Mar del Plata fue escenario del mayor acontecimiento diplomático de su historia: la IV Cumbre de las Américas. La reunión que enfrentó a George W. Bush con Néstor Kirchner y consagró el histórico rechazo latinoamericano al ALCA marcó un antes y un después en la política continental.
Hace veinte años, Mar del Plata fue el centro de la geopolítica mundial. Durante el 4 y 5 de noviembre de 2005, la ciudad recibió a más de treinta jefes de Estado en el Hotel Hermitage, sede de la IV Cumbre de las Américas, donde se debatió el futuro del continente y el destino del ambicioso proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por Estados Unidos.

La Cumbre fue un punto de inflexión en la historia política regional. Bajo el liderazgo de Néstor Kirchner, Lula da Silva, Hugo Chávez y Tabaré Vázquez, los países del Mercosur rechazaron la iniciativa norteamericana y pronunciaron el emblemático “No al ALCA”, que redefinió las alianzas del hemisferio y simbolizó la afirmación de una mirada latinoamericana y soberana sobre el desarrollo económico.
El encuentro dejó imágenes icónicas: el tenso cara a cara entre Kirchner y George W. Bush, las largas negociaciones diplomáticas y la célebre foto de los 33 mandatarios en la terraza del Hermitage, tomada bajo un operativo de seguridad sin precedentes. La ciudad, vallada y dividida en dos, se transformó en una fortaleza vigilada por fuerzas de seguridad argentinas, la CIA y el FBI, en un despliegue que marcó época.
La contra cumbre o Cumbre de los Pueblos

Paralelamente, la Cumbre de los Pueblos, encabezada por Hugo Chávez y Diego Maradona, reunió a miles de manifestantes en el estadio José María Minella. Bajo la consigna “Otra América es posible”, el encuentro popular se convirtió en el contrapeso simbólico y político del evento oficial, y fue clave en el impulso del rechazo al tratado comercial.
Las horas finales de la Cumbre estuvieron atravesadas por protestas y disturbios en el centro de Mar del Plata, con enfrentamientos, incendios y decenas de detenidos. Sin embargo, más allá de los incidentes, la ciudad quedó grabada en la memoria continental como el lugar donde América Latina enterró el ALCA.







