La central obrera define hoy su nueva conducción con un triunvirato integrado por Cristian Jerónimo, Jorge Sola y Octavio Argüello. Barrionuevo, Fernández y Maturano presionan por espacios en el Consejo Directivo. Crece la crítica por la ausencia femenina.
Con el estadio Obras colmado de congresales, la Confederación General del Trabajo (CGT) avanza en la definición de su nuevo Consejo Directivo, en una jornada marcada por negociaciones intensas y tensiones internas entre los principales referentes sindicales.
La conducción será nuevamente tripartita, integrada por Cristian Jerónimo (Vidrio), Jorge Sola (Seguro) y Octavio Argüello (Camioneros), quienes encabezan una lista de unidad que busca mantener cohesionadas a las distintas corrientes del movimiento obrero.
El renovado triunvirato refleja, al menos, un recambio generacional: Jerónimo, de 41 años, llega con el respaldo de Gerardo Martínez (UOCRA); Sola, de 59, fue secretario de Comunicación de la CGT; y Argüello, de 62, actual cosecretario general, completa la tríada. Ninguno lidera gremios de gran peso, lo que anticipa una conducción más participativa y de consenso.
Figuras históricas como Luis Barrionuevo, Roberto Fernández (UTA) y Omar Maturano (La Fraternidad) negocian lugares en el nuevo esquema. Barrionuevo habría asegurado al menos seis cargos en el Consejo, aunque sigue presionando por mayor representación. Maturano intenta conservar la Secretaría de Juventud, que podría quedar en manos de su hijo Sebastián.
Entre las definiciones finales, UPCN retendría la Secretaría Adjunta, Abel Furlán (UOM) asumiría la Secretaría Gremial, y la de Industria se disputa entre SMATA y el Sindicato de Alimentación. La Secretaría de Comunicación, en tanto, pasaría al SATSAID, encabezado por Horacio Arreceygor.
Una vez más, la ausencia de mujeres en la conducción genera críticas. Aunque la judicial Maia Volcovinsky fue propuesta, Hugo Moyano impuso la continuidad del actual representante camionero, dejando fuera a las dirigentes sindicales.
La votación prevista para el mediodía será una formalidad, pero el foco está en cuántos de los 2.186 congresales respaldarán el inicio de una nueva etapa en la CGT, marcada por el equilibrio interno, la renovación etaria y el persistente déficit de representación femenina.







