Proyecto: impulsan el uso de un símbolo que pueda reconocer si una persona con discapacidad evidente o no necesita asistencia

Se trata de una cinta verde con girasoles que ya se utiliza en más de una decena de países para espacios públicos y privados


    Una abogada promueve a través de un proyecto de ley que el país adopte oficialmente el símbolo con el que en otros países se identifican en espacios públicos o privados a personas con una discapacidad, sea o no evidente. Es una cinta color verde con girasoles estampados, que va al cuello, no solo facilita la interacción con terceros sino que también orienta en la asistencia a brindar ante una necesidad o una crisis asociada, sin temor a que pueda haber riesgo de violencia.

    “La cinta de girasol va camino a ser un símbolo de identificación universal. En la Argentina, a diferencia de los países que la adoptaron, la implementación necesariamente debe llevarse a cabo en un marco jurídico adecuado”, explicó Alicia del Valle Valdez, autora del proyecto que presentará en el Foro Internacional de Neurodiversidad y Derechos Humanos que se desarrolló entre el jueves y el viernes en la sede de la Universidad Nacional de Catamarca en la ciudad de Belén.

    Ahí, según destacó, reside la importancia de que este proyecto pueda convertirse en ley, junto con una puesta en práctica que vaya junto con campañas de información masivas sobre qué significa la cinta y cuál es su alcance.

    “En eso se encuentra comprometido el bienestar y la integridad física y psíquica de muchas personas con discapacidades evidentes u ocultas en nuestro país”, detalló la abogada, que es especialista en derecho administrativo y, desde hace una década, se dedica a conflictos asociados con la salud. Promueve la capacitación del personal del Poder Judicial y los legisladores en la equidad y los derechos de la población neurodivergente, en la que se incluye. Es una persona con autismo.

    Ocho artículos

    En los ocho artículos del texto que compartió con LA NACION, se promueve el reconocimiento legislativo del uso de la cinta con diseño de girasoles como una forma de identificación voluntaria y discreta de las personas con discapacidades o condiciones no evidentes, como aparece definido en el proyecto, “en todos los espacios de interacción social públicos y privados” y sin que exima al portador de poder acreditar su discapacidad cuando así se solicite.

    “En muchas ocasiones, la integridad física o psíquica de las personas neurodivergentes se ve comprometida por las conductas atípicas que evidencian y pueden confundirse en los chicos con un berrinche o, en los adultos, con alguna conducta violenta. De ahí por qué es importante que puedan portar este símbolo de identificación si así lo quieren”, mencionó Del Valle Valdez.

    La cinta que se implementó inicialmente en Reino Unido

    El collar incluye una tarjeta den la que está escrito qué es lo que padece el usuario. “Ante una crisis en la vía pública, la cinta permite en principio reconocer rápido que se trata de una persona comprendida en las condiciones que se reconocen para su uso y, una vez que se puede tomar contacto con ella, a través de la tarjeta se puede saber exactamente qué es lo que la afecta”, continuó la abogada.

    El proyecto también delega en el organismo de aplicación que se defina en la reglamentación de la norma la comunicación a la población del significado de la cinta y de un uso responsable de ese símbolo. Prevé, además, que su distribución sea gratuita para los portadores, gasto que se propone derivar del presupuesto de la autoridad de aplicación que se designe.

    En los fundamentos, se plantea que el objetivo es que las personas con alguna discapacidad que se pueda o no reconocer “dejen de ser invisibles a la mirada social”, que los promotores del proyecto definieron que todavía sigue siendo “intolerante, incomprensiva y prejuiciosa”. Es esto lo que, para la abogada, sigue siendo uno de las principales barreras para que esa población reciba asistencia en el caso, por ejemplo, de una crisis asociada con la causa de la discapacidad o que se atienda una necesidad que en apariencia no parezca serlo.

    Uso universal

    La idea de usar este tipo de identificación se expandió del aeropuerto internacional de Londres al resto de Reino Unido y otros países en los últimos 13 años. Ya la adoptaron formalmente en países como Australia, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Chile, Dinamarca, Irlanda, Holanda, Nueva Zelanda y Emiratos Árabes Unidos, según explicó Del Valle Valdez. En Uruguay hay un proyecto de ley, pero en el aeropuerto de Carrasco hay voluntarios de organizaciones locales que entregan los collares e informan sobre su significado.

    “El objetivo era crear un símbolo discreto y reconocible para que las personas con discapacidades ocultas, neurológicas, cognitivas y del neurodesarrollo, incluidas las sensoriales y de procesamiento, como autismo, trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), ansiedad, Alzheimer y trastorno obsesivo compulsivo (TOC), entre otras, pudieran señalar su necesidad de apoyo para que el personal del aeropuerto [de Gatwick] pudiera ofrecerles la ayuda adecuada. Se eligió el girasol como símbolo por tratarse de una flor reconocible, positiva y brillante que llama la atención de manera no intrusiva, representando visibilidad y esperanza”, detalló la abogada al redactar los fundamentos del proyecto.

    La cinta con diseño de girasoles y la tarjeta que indica el tipo de discapacidad del portador
    Gentileza Fundación CEA Valle Calchaquí

    Los resultados fueron tan positivos que la iniciativa Discapacidades Ocultas Girasol, por su nombre en español, se fue replicando en aeropuertos, empresas, transporte, equipos de fútbol, comercios, turismo, universidades, escuelas, colegios, centros de salud, parques, teatros, bancos y espacios públicos en general de más de una decena de países.

    La iniciativa local busca que la aplicación se de en espacios educativos (escuelas, institutos, universidades y centros de capacitación), entornos laborales (empresas públicas y privadas y organismos estatales), servicios públicos y privados (hospitales, centros de atención, transporte público, fuerzas de seguridad y organismos de atención ciudadana) y en eventos y actividades sociales (actividades culturales, deportivas, recreativas y de participación comunitaria).

    También, el texto plantea que existan protocolos predefinidos de respuesta en caso de emergencia o necesidad de asistencia o acompañamiento de una persona con la cinta, además de “reconocer su prioridad”, lo que ya está reconocido en legislación vigente.

    “Establecer un marco legal que permita implementar el símbolo de identificación como el propuesto, contribuye a la construcción social equitativa y satisface la imperiosa necesidad de las personas de todas las edades, con discapacidades o condiciones de salud no evidentes, de poder hacer uso del derecho a visibilizar de forma discreta y digna, su condición, lo que permitirá a la sociedad, las instituciones y los organismos responder con respeto, accesibilidad y sensibilidad”, argumentó la autora del proyecto.

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