Aun asumiendo en la Legislatura bonaerense, conservará el control político del municipio. La licencia abre la puerta a un eventual regreso.
Reacomodamientos libertarios y movimientos internos en el PJ completan el cuadro.
Guillermo Montenegro no piensa correrse del centro del poder en Mar del Plata. Aunque el 10 de diciembre asumirá como senador provincial y dejará la intendencia en manos de Agustín Neme, lo hará sólo bajo licencia. Una decisión que, lejos de interpretarse como un retiro, mantiene abierta la posibilidad de un regreso en cualquier momento y reafirma su liderazgo dentro del oficialismo local.
Durante más de dos meses permitió que circularan rumores sobre cambios profundos en el gabinete e incluso escuchó versiones de un equipo renovado con fuerte presencia sub 40. Pero algo en ese proceso lo incomodó. A comienzos de noviembre frenó en seco toda especulación y le ordenó a Neme confirmar la continuidad de la gestión tal como está.
En su entorno aseguran que nunca existió otra hoja de ruta: el poder municipal debía seguir bajo su órbita, aun cuando él ocupara otro cargo. La decisión coincidió con la pérdida de chances de integrar el gabinete nacional de Javier Milei, tras la confirmación de ministros como Diego Santilli en Interior y la continuidad de Mariano Cúneo Libarona en Justicia. A medida que se alejaba de la posibilidad de un ministerio, Montenegro reforzaba su influencia puertas adentro del municipio.
El nuevo esquema no modificará su centralidad. Desde la Legislatura conducirá al PRO local, conservará a sus leales en el gabinete y tendrá poder de veto sobre cualquier reemplazo. También será bisagra en el vínculo con los actores políticos y sociales de Mar del Plata. La presencia creciente de La Libertad Avanza y el repliegue radical forman parte del reordenamiento que se avecina, pero no alteran el eje del sistema: Montenegro seguirá mandando.
Esa licencia, además, deja flotando la hipótesis de un retorno si su figura no logra instalarse con fuerza provincial de cara a un futuro electoral. Más aún en un escenario donde Santilli parece haber tomado ventaja en la carrera por la gobernación y donde la Legislatura bonaerense no suele brindar demasiada visibilidad.
Para Alejandro Carrancio, referente libertario, la no designación de Montenegro en un ministerio no altera sus planes. Sostiene que el acuerdo electoral nunca contempló cargos nacionales y que el PRO ya obtuvo su recompensa con los primeros lugares en las listas. LLA espera ocupar espacios en el gabinete local y conducir el Concejo Deliberante. El armado avanza y tendrá una demostración de fuerza el próximo domingo, cuando Karina Milei participe de un encuentro de legisladores y dirigentes libertarios en Mar del Plata. Montenegro fue invitado y planea asistir “como intendente”.
El 10 de diciembre iniciará un período inédito: nunca un intendente de la ciudad pidió licencia para asumir otro cargo. Y la transición llega en medio de serias dificultades económicas. El gobierno municipal comenzó la paritaria con el sindicato de trabajadores, mientras admite que pagará sueldos con fondos afectados y aún no garantiza el aguinaldo.
En la provincia, Axel Kicillof pelea por la aprobación del presupuesto y del endeudamiento, claves para los municipios, que aspiran a utilizar parte de esos fondos no sólo para obras sino también para gastos corrientes ante la caída de la coparticipación.
En paralelo, el PJ marplatense se mueve. Raúl Calamante reunió a históricos dirigentes, gremialistas y fomentistas con el objetivo de disputar la conducción local dominada por el camporismo. Gustavo Pulti, por su parte, ajusta su propio mensaje: definirá en los próximos días si asume como concejal o continúa como diputado provincial, decisión que anunciará junto a Kicillof y que podría sorprender.







