El cierre de listas bonaerense dejó expuestas las fracturas internas del oficialismo. La hermana del presidente desplazó a Caputo y se consolidó como figura central en la estrategia electoral.

En un sábado marcado por tensiones y definiciones políticas clave, el armado de listas en la provincia de Buenos Aires confirmó una realidad que se venía gestando: Karina Milei tomó el control de La Libertad Avanza (LLA), priorizando el trabajo territorial por encima de la estrategia digital.
La secretaria general de la Presidencia se impuso sobre Santiago Caputo, desplazando a la agrupación Las Fuerzas del Cielo y definiendo una estructura de candidatos centrada en referentes locales y alianzas con sectores del PRO. De esta manera, Karina Milei se posiciona como la figura con mayor poder real dentro del espacio oficialista, relegando a un segundo plano a quienes habían impulsado el relato libertario desde las redes sociales.
Una disputa interna que venía escalando
El enfrentamiento entre Karina Milei y Santiago Caputo no es nuevo. Por meses, convivieron dos estrategias divergentes dentro del oficialismo: por un lado, la construcción territorial liderada por Karina, Sebastián Pareja y los hermanos Menem; por otro, el activismo digital y la militancia ideológica de Caputo y su círculo de influencers.
Las Fuerzas del Cielo defendían un modelo centrado en la pureza doctrinaria, la fidelidad ideológica y la viralización de contenidos libertarios. Apostaban por candidaturas de alto perfil en redes sociales, con fuerte presencia en plataformas como X. En contraposición, Karina impulsó acuerdos políticos tradicionales y el armado de listas con nombres de peso en cada distrito, como parte de una estrategia pragmática y electoralista.
La tensión creció con el correr de las semanas y estalló en el tramo final del cierre de listas. Actos excluyentes, decisiones unilaterales y cruces en redes sociales fueron algunas señales visibles de un conflicto que se venía profundizando.
Una nueva etapa para La Libertad Avanza
Más allá de la interna, el cierre de listas marca un giro estratégico en el oficialismo, que comienza a dejar atrás la campaña basada en redes y apuesta por la construcción territorial como herramienta de poder real.
Karina Milei emerge como la figura central de este nuevo armado, respaldada por su hermano y sostenida por un equipo de operadores que prioriza resultados concretos en el territorio por encima de la lógica digital.
Sin embargo, el desplazamiento de sectores más ideológicos podría tener un costo político a futuro. La cohesión interna de LLA queda en duda y la tensión latente podría reavivarse si los resultados en las urnas no acompañan.
¿Qué se viene?
Con las listas ya definidas para la provincia de Buenos Aires y las elecciones del 7 de septiembre en el horizonte, las miradas están puestas en cómo evolucionará la convivencia interna del oficialismo.
¿Podrá Santiago Caputo recuperar protagonismo? ¿Logrará La Libertad Avanza consolidarse como una fuerza unificada en medio de sus propias tensiones?
Por ahora, Karina Milei ha demostrado que el liderazgo político de LLA tiene un nombre claro, y que, más allá del discurso libertario, el poder se ejerce desde el territorio.
Triunfo territorial y derrota digital
En el momento clave, Karina Milei viajó personalmente a La Plata para supervisar la presentación de listas, asegurándose de que los primeros lugares fueran ocupados por dirigentes de su confianza. Figuras como Francisco Adorni, Oscar Liberman y Alejandro Speroni accedieron a candidaturas centrales, mientras que los postulantes promovidos por Caputo quedaron relegados o directamente fuera de carrera.
El acuerdo con sectores del PRO se mantuvo, aunque con influencia acotada. Karina logró preservar la autonomía de LLA, limitando el peso de referentes como Cristian Ritondo o Diego Santilli en la toma de decisiones bonaerense.
La agrupación de Caputo, en cambio, sufrió un revés notorio. Las Fuerzas del Cielo apenas obtuvieron lugares testimoniales en las listas. En varias secciones clave del territorio, los referentes karinistas lograron un dominio absoluto, desplazando a los sectores más ideológicos del espacio.
Se resquebraja el “triángulo de hierro”
El liderazgo compartido entre Karina, Caputo y los hermanos Menem —apodado por el propio Milei como el triángulo de hierro— empieza a mostrar grietas. El cierre de listas dejó en evidencia la consolidación de una figura por sobre las otras y la pérdida de peso político del asesor que diseñó la narrativa presidencial.
Los intentos de recomposición interna no dieron resultado. La desconfianza mutua creció y la falta de diálogo entre Caputo y el círculo de confianza de Karina se acentuó, dejando al descubierto una fractura difícil de disimular.
Uno de los casos más representativos fue el del dirigente Nahuel Sotelo, que, pese a su rol clave en los comienzos legislativos de LLA, fue ubicado en un quinto lugar dentro de la Tercera Sección. Aunque sigue en carrera, su ubicación fue vista como una señal clara del desplazamiento de figuras no alineadas con la nueva conducción.