El gobernador necesita dos tercios en la Legislatura para aprobar una deuda por USD 3.035 millones, pero las diferencias sobre la distribución de recursos para los intendentes traban el acuerdo. El miércoles habrá un último intento.
El gobierno bonaerense atraviesa días de fuertes negociaciones políticas para conseguir la aprobación de la ley de financiamiento enviada por Axel Kicillof el pasado 4 de noviembre. A diferencia del Presupuesto y la Ley Fiscal Impositiva 2026 —que solo requerían mayoría simple—, el endeudamiento necesita dos tercios en ambas cámaras, un objetivo que el oficialismo no puede alcanzar sin el apoyo de sectores opositores.
El proyecto solicita autorización para tomar deuda por hasta USD 3.035 millones, divididos en dos artículos: uno por USD 1.990 millones y otro por USD 1.045 millones. Sin embargo, el punto que generó mayor fricción es la creación del Fondo de Fortalecimiento de la Inversión Municipal, destinado a los intendentes. Aunque el Ejecutivo accedió a ampliar su composición para que incluya recursos derivados de ambas operaciones de deuda, la discusión se centra en cómo distribuir esos fondos.
Mientras la propuesta original prohibía usarlos para gastos corrientes, el dictamen avalado por el oficialismo y un sector de los llamados libertarios dialoguistas establece que serán de “libre disponibilidad”. Pese al avance en comisión, el texto no logró llegar al recinto el viernes por falta de consenso.
Desde la oposición advierten que necesitan “garantías claras” y un detalle preciso punto por punto. La falta de acuerdos llevó a que no estuvieran dadas las condiciones para sesionar, según explicaron legisladores de Juntos por el Cambio.
Del lado del peronismo, la negociación es encabezada por una mesa política heterogénea. El titular del bloque, Facundo Tignanelli, sostiene que no hay internas que afecten el tratamiento del endeudamiento. Lo acompañan Alexis Guerrera, presidente de la Cámara baja y referente del Frente Renovador, y los negociadores del Ejecutivo: Mariano Cascallares, Gabriel Katopodis y Agustina Vila.
El factor Sergio Massa volvió a escena. El viernes, durante la frustrada sesión, Guerrera y Tignanelli fueron fotografiados hablando con el líder del Frente Renovador, quien pidió seguir buscando los votos necesarios. En el massismo aluden al surgimiento del grupo “sin chistar”, una referencia al pedido del ministro Carlos Bianco para que el peronismo apoyara sin objeciones los proyectos del Gobernador.
Mientras tanto, algunos bloques opositores proponen que la distribución del fondo municipal quede bajo la órbita de una bicameral. Incluso el diputado Martín Rozas, del espacio Unión y Libertad, presentó un proyecto para crear una comisión de seguimiento y control del endeudamiento, lo que tensó aún más la discusión.
En Gobernación reconocen que este planteo también aparece dentro del propio bloque oficialista. Sin embargo, hacia afuera el peronismo busca mostrar cohesión: los 37 diputados de Unión por la Patria estuvieron presentes cuando se frustró la sesión.
El miércoles desde las 14 habrá un último intento en período extraordinario. Si no prospera, el Ejecutivo asumirá que el endeudamiento no saldrá antes del recambio legislativo del 10 de diciembre, cuando ingresará un nuevo mapa político con mayor presencia de La Libertad Avanza y legisladores alineados a Karina Milei, lo que reconfigurará por completo la negociación.







