Se filtró el borrador de la Reforma Laboral que el Gobierno impulsará tras las elecciones. El texto ya genera fuerte rechazo en el movimiento obrero


El proyecto libertario incluye 80 artículos y retoma puntos del DNU 70 y del DNU 342, frenados por la Justicia. Plantea cambios estructurales que reducen la negociación colectiva, limitan la representación sindical y flexibilizan las condiciones laborales. El texto ya genera fuerte rechazo en el movimiento obrero.


El Gobierno nacional ya tiene listo el borrador de la Reforma Laboral que buscará impulsar después de las elecciones legislativas del 26 de octubre, confirmaron fuentes oficiales. El proyecto forma parte del paquete de reformas estratégicas que la Casa Rosada pretende avanzar junto con la reforma tributaria y previsional, sin importar el resultado electoral, aunque con mayor margen parlamentario si logra una mejora en la correlación legislativa.

El texto, contiene 80 artículos que, en gran medida, replican el capítulo laboral del DNU 70/2023 –actualmente suspendido por la Justicia y a la espera de la decisión de la Corte Suprema– y reflota puntos del DNU 342, también frenado judicialmente.

“A nivel macro, el sesgo proempresario es evidente. La reforma desequilibra el sistema laboral a favor del sector patronal y debilita el rol sindical”, afirmó una fuente gremial que analizó el borrador.


Cambios clave que propone la reforma

Entre los puntos más significativos del borrador se destacan:

▪ Conciliación obligatoria desequilibrada

El proyecto establece que los sindicatos estarán obligados a levantar medidas de fuerza cuando se dicte conciliación obligatoria, pero no obliga a las empresas a revertir despidos o sanciones que hayan originado el conflicto.

“Si una empresa despide 20 trabajadores y se dicta conciliación, el sindicato debe suspender la huelga, pero los despidos siguen vigentes”, cuestiona el análisis gremial.

▪ Trabajadores de plataformas sin relación laboral

Regula la actividad de repartidores y choferes de apps, pero los define como “trabajadores independientes”, negando la relación de dependencia.

Esta figura se contrapone con regulaciones de países como España y México, donde las plataformas deben reconocer vínculo laboral con los repartidores.

▪ Fin de la ultraactividad

Se elimina la ultraactividad de los convenios colectivos, que en la ley 14.250 garantiza su continuidad hasta la firma de uno nuevo. Sin ese principio, los convenios caerán al vencer, dejando a trabajadores sin protección sectorial.

▪ Menos delegados sindicales

Se restringe la representación gremial en empresas: solo habrá delegados a partir de 50 trabajadores, cuando hoy la ley lo permite desde 10 empleados.

“Es un golpe directo a la organización sindical en Pymes”, alertan.
En Argentina, según el Indec, el 99,3% de las empresas son Pymes y generan la mayor parte del empleo.

▪ Aportes sindicales optativos

Las empresas solo retendrán cuotas sindicales de trabajadores afiliados y que lo soliciten expresamente, lo que limita el financiamiento de los gremios y debilita su estructura.

▪ Restricciones al derecho de huelga

Se replica el intento del DNU 342 para reglamentar las protestas laborales y fijar servicios mínimos obligatorios, ampliando los casos donde los paros podrían considerarse ilegales.

▪ Cambios en juicios laborales

Las causas laborales dejarán de impulsarse de oficio y deberán ser iniciadas y sostenidas por las partes, como en el fuero civil, lo que dificulta el acceso a la Justicia para los trabajadores.


Panorama político y sindical

La filtración del borrador ya generó alerta en las centrales sindicales CGT y CTA, que consideran la reforma una “avanzada flexibilizadora”. Se prevé que el texto genere conflicto legislativo y judicial, y reactive tensiones sociales tras los comicios del 26 de octubre.

Fuentes del Ejecutivo confirmaron que el Gobierno buscará enviar la iniciativa “el mismo día posterior a las elecciones”, en caso de contar con apoyo parlamentario suficiente o apelando nuevamente a un DNU como vía alternativa.



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