Con el mandato del diputado a punto de vencer, crece la presión interna por la conducción del peronismo en Buenos Aires. Mariel Fernández, Verónica Magario y un grupo de jefes comunales del conurbano suenan como posibles contrincantes.
El 18 de diciembre vence el mandato de Máximo Kirchner como presidente del Partido Justicialista bonaerense, y la interna por su sucesión ya se encendió. En medio de tensiones con el gobernador Axel Kicillof y de la reciente derrota electoral del peronismo en las legislativas, distintos sectores del PJ comenzaron a mover sus fichas para disputar la conducción partidaria.
El propio Máximo Kirchner anticipó que la elección interna podría realizarse en febrero de 2026, en coincidencia con los 80 años del primer triunfo del peronismo. Sin embargo, el anuncio lejos de apaciguar los ánimos, aceleró la reorganización de los intendentes peronistas, que buscan recuperar protagonismo y reequilibrar fuerzas dentro del partido.
Entre los nombres que suenan para competir, Mariel Fernández, intendenta de Moreno y vicepresidenta del PJ bonaerense, expresó públicamente su voluntad de participar: “Necesitamos que el partido deje de ser una cáscara vacía y se convierta en un espacio de construcción y escucha”, afirmó la dirigente del Movimiento Evita, que canaliza el malestar de varios jefes comunales.
En el mismo sentido, referentes del conurbano como Federico Achával (Pilar), Gastón Granados (Ezeiza), Nicolás Mantegazza (San Vicente) y Federico Otermín (Lomas de Zamora) comenzaron a evaluar una estrategia común para enfrentar a La Cámpora y promover un recambio de liderazgo en el PJ provincial.
Otro nombre que aparece en la grilla es el de Verónica Magario, vicegobernadora bonaerense, que mantiene una relación cada vez más distante con el kirchnerismo. Magario podría ser la figura de consenso entre los sectores del peronismo territorial y los dirigentes que ya piensan en la sucesión de Kicillof en 2027, cuando el gobernador no podrá volver a competir por la reelección.
Desde el entorno de Máximo Kirchner, en tanto, buscan sostener la conducción del PJ bonaerense como una herramienta para mantener el peso político de La Cámpora frente al avance de los intendentes y la dispersión del espacio tras la salida del poder nacional.
Con las fechas en cuenta regresiva y la herida electoral aún abierta, el PJ bonaerense se encamina a un verano de definiciones que podría reconfigurar el mapa del peronismo en la provincia más poblada del país.







