A fin de mes caducan los mandatos del Comité y la Convención de Contingencia, creados para superar la fractura radical. Sin acuerdo, sin conducción electa y con nuevas elecciones obligatorias, el partido enfrenta su peor crisis en décadas.
La Unión Cívica Radical de la provincia de Buenos Aires atraviesa una crisis institucional sin precedentes y el fantasma de la intervención por parte del Comité Nacional aparece cada vez con más fuerza. El 31 de octubre vencen los mandatos del Comité y la Convención de Contingencia, los órganos transitorios que se conformaron para evitar la ruptura total tras la elección interna judicializada del año pasado, y el partido aún no encontró una salida legal ni política para ordenar su conducción.
Tras el conflicto electoral entre las listas Unidad Radical y Futuro Radical, los resultados de los comicios quedaron en suspenso por denuncias cruzadas y el proceso se judicializó. La Justicia electoral ordenó repetir la elección en cerca de medio centenar de mesas distribuidas en una decena de distritos bonaerenses, una definición que todavía no se concretó.
Mientras tanto, y ante la falta de una conducción legitimada por el voto de los afiliados, se creó una estructura provisoria integrada por representantes de los dos sectores en disputa. Ese esquema transitorio fue presidido por Miguel Fernández (Unidad Radical) y Pablo Domenichini (Futuro Radical), pero su mandato concluye a fin de mes y el partido sigue sin resolución.
“El 31 vencen los mandatos y, si no hay consenso, corremos riesgo de intervención del Comité Nacional”, advirtió un dirigente histórico. En los distintos espacios internos reconocen que los estatutos no ofrecen una salida clara y que cualquier decisión deberá acordarse políticamente antes de avanzar administrativamente. Una de las opciones que circula es extender los mandatos hasta marzo y convocar elecciones internas en el menor tiempo posible.
La debilidad institucional se agrava por el nivel de fragmentación interna. Unidad Radical sufrió la salida del abadismo, que rechazó su integración a Somos Buenos Aires en las últimas elecciones provinciales, y también conviven tensiones con el possismo y con el sector del ex vicegobernador Daniel Salvador. Futuro Radical, en tanto, perdió una pieza clave cuando Facundo Manes abandonó el espacio provincial para competir en la Ciudad de Buenos Aires, dejando a Evolución, el sector de Martín Lousteau, sin estructura territorial sólida.
El cuadro general expone un radicalismo bonaerense en retroceso, con menor representatividad legislativa y escaso peso político en el escenario provincial y nacional. En este marco, crece la idea de buscar una tregua interna y avanzar en una mesa de negociación amplia que permita recomponer una conducción con legitimidad y evitar que el centenario partido quede sujeto a una intervención externa.
Entre algunos dirigentes ya circula una propuesta: encontrar una figura neutral, respetada por todas las facciones, que pueda encabezar un proceso de reunificación y ordenar una interna que parece no tener fin.







