Necochea, junio de 2025 – A un año y medio de la asunción del presidente Javier Milei, una reciente encuesta sobre gastos e ingresos de los hogares argentinos expone con claridad la amplificación de la brecha socioeconómica en el país.
El relevamiento, realizado por la consultora Moiguer y Asociados, muestra un panorama polarizado: mientras el 50% de la población afirma no llegar a fin de mes, un 23% declara que realiza compras en dólares, y un 11% incluso gasta en el exterior.

Radiografía social: quiénes son los más afectados
La encuesta dividió a la población en tres grandes estratos según nivel de ingresos:
- Clase alta (6%): Ingresos mensuales superiores a 9,1 millones de pesos por hogar. En este grupo, casi la mitad realiza compras en moneda extranjera y una de cada cuatro personas gasta en el exterior.
- Clase media (44%): Con una situación más heterogénea, enfrenta ajustes presupuestarios pero conserva cierta capacidad de consumo.
- Clase baja (50%): En este segmento, que incluye a casi una de cada cinco personas con ingresos inferiores a 585.800 pesos mensuales por hogar, dos de cada tres no logran cubrir sus necesidades mensuales y el 45% declaró haber tenido que recortar gastos básicos.

Desigualdad creciente y tensión estructural
La tendencia revela una fractura económica y social cada vez más marcada, con sectores que logran beneficiarse del nuevo contexto macroeconómico —marcado por la apreciación del peso y la liberación de algunas restricciones financieras— mientras otros luchan por mantener su consumo básico.
Este fenómeno no solo plantea desafíos en términos de justicia distributiva, sino que pone en discusión la sostenibilidad del modelo económico frente al deterioro de las condiciones de vida de una parte significativa de la población.
Un país partido en dos realidades
De acuerdo a los resultados, un 30% adicional debió recortar gastos básicos como alimentos, servicios o transporte para cubrir los consumos esenciales. En paralelo, sectores con mayores recursos económicos muestran una realidad muy distinta: “hay gente que se está dando gustos que antes le estaban vedados”, señala el informe, reflejando que la capacidad de consumo de los niveles altos no solo se ha mantenido, sino incluso incrementado.